Querido lector,
Permíteme llevarte a un viaje muy especial, uno que va más allá de la simple carrera. Es sobre el Club al que mi corazón pertenece, el que mi viejo me hizo amar, un lugar que se ha convertido en una especie de deber moral y sentimental para mí.
El día anterior a la carrera, junto a mi hijo, fuimos a recoger el kit para la carrera. Todo fue rápido y bien organizado, aunque nos encontramos con un pequeño obstáculo: el personal de seguridad no permitió el ingreso de nuestro perrito. "¿Cómo es posible que no nos dejen entrar con él, considerando todo lo que entra a la cancha?", fue lo que pensé en ese momento. Una verdadera injusticia.
El domingo, con las primeras luces del día, me dirigí al punto de encuentro con el Grupo Sacchi,
bajo la dirección del Profe Pablo Caputti. Tras los saludos iniciales, comenzamos con el
calentamiento previo a la carrera y tomamos las fotos para el recuerdo y las redes antes
de dirigirnos al arco de partida.
Nuestro propósito esa mañana era claro: acompañar a nuestra compañera y amiga, Rocio Rolle.
Había corrido recientemente los 42k de Buenos Aires y se sentía fuertemente entrenada.
En esta carrera de NOB, su objetivo era alcanzar el podio.
Comenzamos la carrera acompañándola: Agustín (pareja de Rocio), Seba Martínez y yo,
todos del Grupo Sacchi.
El año anterior habíamos hecho lo mismo, pero esta vez, Rocio se mostraba mucho mejor, manteniendo un ritmo constante y consistente durante toda la carrera. Nosotros estábamos ahí para todo lo que necesitara: hidratación, comida, indicaciones sobre el terreno y, sobre todo, mucho aliento.
Finalmente, entramos al estadio de Newell's para cruzar la línea de meta, donde nos esperaban los árbitros de ARDA.
Nos ofrecieron hidratación y algunas frutas mientras esperábamos los resultados.
Nuestro entusiasmo crecía, creíamos firmemente que nuestra amiga lograría el podio.
El momento de la premiación llegó y Rocio quedó en sexto lugar, compitiendo con grandes atletas. Sentimos una mezcla agridulce: no haber logrado el podio, pero Rocio se sintió enormemente apoyada por nosotros, y nosotros, con la satisfacción de haber contribuido a que alcanzara su objetivo.
Esta disciplina individual constantemente demuestra ser más grupal que muchos deportes que se consideran colectivos, pero que a menudo muestran un enfoque más individualista.
Nos retiramos del Coloso Marcelo Bielsa, prometiéndonos regresar el próximo año y mantener el desafío de ayudar a Rocio a alcanzar su objetivo, haciendo de esta carrera una experiencia de ayuda entre amigos.
¡Qué hermosa experiencia ha sido esta!
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